San Mamés despidió al Athletic, tras perder el sábado (0-3) contra Osasuna, con pañuelos y silbidos de desaprobación. Después, en los aledaños del campo, se produjeron incidentes entre unos 200 aficionados y la Ertzaintza, que se saldaron con algunos heridos leves y varios detenidos. Los aficionados más radicales se habían arremolinado en la salida de vestuarios, en espera de los futbolistas rojiblancos. La Ertzaintza tuvo que formar un cordón de protección alrededor del autobús del Athletic y, posteriormente, despejar la salida de los vestuarios para facilitar el acceso de los jugadores.
Fueron incidentes aislados pero que retratan de forma radical el estado de ánimo que se respira en Bilbao. Los aficionados han agotado sus recursos y ahora cargan contra unos futbolistas a los que recriminan su escaso grado de implicación. Ayer, la presidenta Ana Urquijo, y el vicepresidente, Juan Carlos Erkoreka, acudieron a las instalaciones de Lezama, en el entrenamiento del Athletic, para arengar a una tropa alicaída. "El vestuario está peor que nunca", había dicho tras el partido Joseba Etxeberria. El técnico, Mané, se agarra a la desconcentración, a los errores individuales y a las decisiones arbitrales para explicar una situación inexplicable.
El crédito del entrenador también cotiza a la baja. En los ocho primeros partidos que dirigió al Athletic desde el 29 de noviembre de 2006, había funcionado el efecto Mané: 14 puntos de 24 disputados. Es verdad que el Athletic seguía siendo poco fiable en San Mamés, a cambio de su solvencia a domicilio. La siguiente tacada resultó más confusa: 3 puntos de 9 disputados. La caída siguió siendo libre: en los últimos cuatro partidos sólo ha cosechado un punto de 12 jugados. Conclusión final: el Athletic sólo ha ganado dos partidos en San Mamés (Recreativo y Getafe) arruinando el inmenso apoyo que le sigue prestando su exasperada, pero fiel, afición.
Nadie cuestiona a Mané. El público obligó a la dimisión de Fernando Lamikiz, el anterior presidente, que a su vez había destituido a Javier Clemente, dejando en el sillón de Ibaigane a Ana Urquijo, que despidió a Sarriugarte. Ahora todas las miradas están puestas en los jugadores, mientras San Mamés amenaza incendio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de marzo de 2007