Si el plan del Gobierno chino sale adelante, Airbus y Boeing tendrán que hacer sitio en los cielos al gigante asiático. Pekín ha dado luz verde al proyecto para desarrollar un avión de pasajeros de más de 150 plazas de gran capacidad, que podría entrar en funcionamiento en 2020. El proyecto se aprobó en febrero, lo anunciaron las autoridades la semana pasada y lo confirmó el Gobierno mediante una nota difundida el domingo.
"El Consejo de Estado cree que fabricar un avión grande es una política importante y estratégica del Partido Comunista Chino y del Gobierno, y, además, ha sido el deseo de toda la nación durante muchos años", señala el comunicado.
Pekín asegura que tras "50 años desarrollando la industria aeronáutica", cuenta ya con la necesaria "base material y tecnológica" para llevar a cabo el plan. Las razones para tirar adelante son contundentes. Con una economía que crece a una media de casi el 10% desde finales de la década de los setenta, y el sector del transporte aéreo en ebullición, los dirigentes chinos no quieren que el dominio occidental del mercado aeronáutico sea eterno. Según Airbus, la potencia asiática necesitará 2.650 nuevos aviones en los próximos 20 años, por un valor estimado de 217.200 millones de euros (289.000 millones de dólares).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de marzo de 2007