La psiquiatría se ha ocupado hasta ahora sólo del 1% de la población. Son los pacientes de esquizofrenia y trastorno bipolar, con trastornos mentales "graves", los únicos hasta hace poco que se consideraban dignos de una consulta. Pero ningún especialista duda ya en clasificar como trastornos mentales, bien que "leves o moderados", la depresión, la ansiedad, la fobia, el estrés traumático y otras condiciones que afectan a otro 9% de la población. La medicina sabe tratar la mayor parte de esos casos, pero el sistema no funciona: es mucha gente (uno de cada diez ciudadanos) para ir al psiquiatra. Diagnosticar al 10% de la población requiere un ejército de médicos de atención primaria, y ése el principal objetivo de la estrategia de salud mental que han puesto en marcha, en un acuerdo unánime, el Ministerio de Sanidad y las 17 comunidades autonómas. Un raro ejemplo de racionalidad científica en estos tiempos.
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Los trastornos mentales cuestan en España más de 3.000 millones de euros al año en fármacos, gastos de hospitalización, pérdida de horas de trabajo, pensiones de invalidez y muertes prematuras, y el objetivo europeo es que supongan el 10% del gasto sanitario en 2010. Pero España no está lejos de esas cifras, y el mayor problema no es económico. La atención a un paciente con esquizofrenia supone de seis a nueve horas diarias para las personas que los cuidan, generalmente mujeres. Estas personas, como las que tienen un enfermo de Alzheimer en casa -que son muchas-, necesitan apoyo psicológico, y a menudo tratamiento con fármacos antidepresivos. Pero no lo tendrán si los médicos generales no se habitúan a considerarlos como población de riesgo. El plan incluye los programas de formación necesarios para ello.
La estrategia también presta atención a los adolescentes. La prevención es tan importante en la medicina de la mente como en la del resto del cuerpo, y hay dos claros factores de riesgo evitables para la salud mental en el consumo de alcohol y de drogas en la adolescencia. La psiquiatría clásica ha experimentado un salto de gigante en España en sólo 25 años, evolucionando desde una situación de virtual subdesarrollo hasta un nivel equiparable a los países con sistemas sanitarios más avanzados. Pero ésa es la psiquiatría del 1% de la población, y el reto es hacerla bajar a la consulta de atención general. Es un camino a medio hacer en todos los países, en el que España está aún peor que el resto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de marzo de 2007