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Necrológica:

Ángela López Jiménez, socióloga

Presidía el Consejo Económico y Social de Aragón desde el año 2000

La profesora de Sociología y presidenta del Consejo Económico y Social de Aragón Ángela López Jiménez (Pamplona, 1945) falleció en Zaragoza el 23 de marzo.

Ángela López murió el viernes 23 de marzo, el mismo día en que la Universidad de Zaragoza, donde era profesora titular de Sociología en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, celebraba su patrono. Murió tras pelear con un cáncer que la apartó, sólo a medias, de su actividad porque Ángela, de porte amable y mirada abierta hacía las cosas con la misma dulzura que firmeza. Desde el año 2000 presidía el Consejo Económico y Social de Aragón. Era licenciada en Sociología Urbana y del Desarrollo por la Universidad Católica de Lovaina y doctora en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.

Formaba parte de un grupo de sociólogos que se educaron en la convicción de que había que patear el terreno para explicarlo, brincaron a la democracia y fueron los pioneros en estudiar los comportamientos sociales en España. Ángela fue uno de ellos. Se especializó en trabajos sobre culturas e identidades urbanas, -realizó valiosos trabajos sobre la juventud-, se aproximó a estudiar la sociedad de la información, y sociedad del conocimiento, TIC. Trabajó en estudios de desarrollo local, ciudades digitales, políticas públicas, movimientos sociales y movimientos urbanos, culturas juveniles y modos de vida.

Doctora en Sociología, por la Universidad de Zaragoza, dirigió cursos orientados al análisis de las ciudades. Profesora invitada en universidades nacionales e internacionales como la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, la Universidad Católica Pontificia de Perú, o la Universidad de Upsala, en Suecia.

Pero Ángela era, sobre todo, una apasionada de Zaragoza. De su obra destaca Zaragoza ciudad hablada; Memoria colectiva de las mujeres y los hombres; Arte y parte: jóvenes, cultura y compromiso. Publicó numerosos trabajos en revistas especializadas, de cuyos comités científicos formaba parte. Ostentaba representaciones de instituciones aragonesas en diversos foros, era imprescindible para hablar de ciudad y representaba a la Universidad de Zaragoza en la Comisión de Sociología del Consorcio por Expo Zaragoza 2008.

Pero Ángela era, sobre todo, una apasionada de la defensa de la libertad y de los valores de la mujer. Cultivaba la amistad con ahínco y ejercía la virtud de la convivencia como pocos. Mujer de izquierdas, Ángela presidió hace 15 años el club de opinión de mujeres La Sabina cuando se creó. Fue una de sus impulsoras y junto a ella, codo con codo, Carmen Laguna, la representante de siempre de Alianza Popular en Zaragoza, una mujer convencida de sus ideas que organizaba los funerales a Franco. Las dos, lamentablemente ya desparecidas, eran ejemplo de que la palabra y la cercanía lo lima todo.

Ángela era crítica y comprometida. Era también una combatiente por la paz. Convencida del feminismo lo ejercía con guante de seda. Nunca escatimó esfuerzos por una ciudad, Zaragoza, que hizo suya. Ayer la consejera de Educación del Gobierno de Aragón, Ángela Abós expresaba la amargura de haber perdido: "A una universitaria de una enorme significación para esta universidad. Nuestra amiga, la mujer comprometida, la investigadora, la mujer encantadora de trato. Todo queda pequeño para definir una figura de su calibre". Lo dijo en el acto solemne del patrón san Braulio. El rector de la universidad, Felipe Pétriz, no ocultaba su abatimiento. El marido de Ángela, Timothy Bozman, profesor de Filología de la universidad y su hija Paloma saben más que nadie el hueco que deja.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de marzo de 2007