Llevaba tiempo apartado de sus tareas como productor. Guilherme Araújo supo diseñar eficaces estrategias comerciales para las carreras de Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa y Maria Bethânia. A partir de 1967 se involucró en el tropicalismo, un movimiento antropofágico que mezclaba las innovaciones estéticas de la cultura pop y la poesía concretista con las tradiciones más horteras, y que sacudió Brasil en plena dictadura militar.
Araújo ingresó en un hospital de Río el 6 de marzo, con una infección en la pierna izquierda que tuvo que serle amputada. Falleció a causa de una septicemia en la mañana del 21 de marzo. Su cuerpo fue incinerado. Había dicho que dejaría dinero para celebrar una fiesta y pedido que sus cenizas se lanzaran desde el Pan de Azúcar.
En su autobiografía Verdad tropical, Veloso lo describe como un personaje fascinante: "Tenía una mandíbula prominente, brazos finos, hombros estrechos y una fealdad que, combinada con su falta de modestia, lo volvía repulsivo. Sin embargo, terminaba cautivando a cualquiera que cruzara la barrera del primer impacto y se le acercara de verdad. Su modo franco de emitir opiniones originales sobre el mundo del espectáculo le otorgaba una especie de nobleza".
Participaba en la selección del repertorio de canciones y cuidaba personalmente la imagen de sus artistas. Fue él quien le puso a una entonces joven bahiana el nombre de Gal -decía que Maria da Graça le recordaba a una cantante de fados- y él quien recogió a Caetano Veloso en la estación de autobuses cuando éste llegó de Bahía a Río. "Si yo no hubiese aparecido en sus vidas en aquel momento, Bethânia, Caetano, Gil y Gal no serían nada ni hubieran salido nunca de Bahía", llegó a decir.
Desempeñó un papel similar al de Brian Epstein para los Beatles. "Guilherme no tiene que ser visto sólo como un empresario con sentido de la oportunidad -sus habilidades estrictamente empresariales siempre fueron bastante discutibles y bastante desastrosas con el tiempo-, sino (tal vez sobre todo) como un joven de temperamento creativo que veía en el grupo bahiano la posibilidad de realizar su sueño de cambiar la cara del show business brasileño", puede leerse en Verdad tropical.
Bethânia no le duró mucho. Luego le dejó Gal Costa y con Gilberto Gil acabó en los tribunales por una disputa sobre derechos de autor. Solía decir que, a diferencia de los otros tres, Caetano Veloso nunca renegó de él. En los setenta animó las fiestas de fin de año y de carnaval en Río de Janeiro con sus famosos bailes en el Pan de Azúcar y la Gran Gala Gay.
Antes de cumplir los 30 viajaba en primera clase, se alojaba en hoteles de cinco estrellas y tenía un chófer en la puerta de casa. Consumía hachís y cocaína en Londres, Nueva York o París en orgías de sexo desenfrenado. Aunque en los últimos años ya no usaba mechas en el cabello ni ropa provocadora. Decía que se acostaba a las diez de la noche y que había vuelto a coger el autobús.
Propietario de un apartamento en Nueva York, junto al edificio Dakota, y de un caserón en el barrio de Ipanema decorado con espejos antiguos, sofás art déco forrados con pieles de felinos... que donó en 2001 con el fin de convertirlo en un centro cultural. Confesó que se arrepentía de no haber tenido un hijo. Vivía con su hermana Marilza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de marzo de 2007