Las desgracias se les acumulan a los palestinos de Gaza. La ruptura de una gran fosa séptica anegó el pueblo de Um Náser -al norte de la franja-, mató al menos a cinco personas, hirió a 25 y obligó a huir o ser evacuados a sus 3.000 vecinos. Un número indeterminado de habitantes está en paradero desconocido. El nuevo ministro del Interior, Hani Kawasmi, acudió al lugar pero tuvo que irse a toda prisa al producirse un tiroteo fruto del caos y la desesperación. No está claro si dispararon sus escoltas para protegerle de la ira vecinal o si los afectados expresaron su indignación a tiros.
"Es nuestro tsunami", declaró Ziad Abu Faya, el alcalde de este pueblo beduino. La súbita marea de aguas hediondas y barro inundó las calles hacia las nueve de la mañana y arrasó una veintena de chabolas. Un centenar de viviendas sufrieron daños. Los fallecidos son dos septuagenarias, dos niños y una adolescente. Los vecinos de Um Náser lo han perdido todo. Las primeras imágenes de televisión mostraban a hombres y mujeres con niños en brazos huyendo a pie, con el agua hasta las rodillas. Los equipos de rescate se desplazaron en lanchas entre animales muertos. Milicianos de Hamás también acudieron a la localidad para ayudar en la búsqueda de supervivientes.
"¿Alguien ha visto a mi hijo?", clamaba desesperado Andel Salam Abu Atiq. "Esto es un desastre. ¿Quién es responsable?". La mayoría de las infraestructuras de Gaza son muy precarias. Y esta fosa no era una excepción. Los vecinos soportaban la peste que de allí emanaba. Y la ONU alertó del riesgo en un informe de 2004. Advertía de que el depósito estaba al límite y añadía que se desbordaría si no se construía una nueva planta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de marzo de 2007