El guionista David Ayer ingresó en la élite de su oficio tras recibir un millón de dólares por su labor en la áspera y parcialmente estimulante Training day (Día de entrenamiento) (2001) de Antoine Fuqua. Había ahí las bases de su poética: una puesta al día de los planteamientos del cine negro para los tiempos de la crispación urbanita interracial, un marcado interés por el claroscuro ético y un virtuoso dominio del lenguaje de la calle que, a ratos, corría el peligro de caer en la impostura.
En esta ópera prima de David Ayer como director, Christian Bale convierte al protagonista, Jim Davis, en el cruce entre una versión asilvestrada de su Patrick Bateman (American psycho) y un Travis Bickle (Taxi driver) reformulado para el clima moral de neo-guerra santa. Jim Davis es, en suma, una bomba de relojería, una zona sísmica andante que arrastrará en su caída a su novia mexicana y a un amigo latino y pusilánime, después de que le haya sido denegado el ingreso en el cuerpo de policía de Los Ángeles.
HARD TIMES. VIDAS AL LÍMITE
Dirección: David Ayer. Intérpretes: Christian Bale, Freddy Rodríguez, Eva Longoria, Tammy Trull. Género: Thriller. Estados Unidos, 2005. Duración: 120 minutos.
El cineasta parece movido por la ambición de diagnosticar un malestar muy contemporáneo: el de esa nueva generación de juguetes rotos que regresan del frente (en este caso, la Guerra del Golfo) arrastrando síndrome postraumático para encarar sus escasas posibilidades de ingreso en la normalidad. No le ayudan en su propósito ni su primario, casi ingenuo estilo cinematográfico, ni los excesos interpretativos de Bale.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de marzo de 2007