Marc y Joan, dos niños de ocho años, estaban ayer colgados de las barandillas de un vomitorio del Miniestadi papeles y lápices en la mano. Viven en Esparraguera y habían madrugado para estar pronto en las instalaciones del Barça, donde el club, aprovechando las vacaciones de Semana Santa, había programado un entrenamiento de puertas abiertas al que asistieron 6.000 espectadores. Pero, al igual que pasó en Navidad, Ronaldinho se quedó en el gimnasio. Así que se entendió el desencanto porque ya se sabe que su ausencia no la cubren Eto'o, Deco, Messi ni nadie. "Es que tiene fiebre", dijo Marc, resignado. Pero horas después, el gaucho, acompañado de su familia, cumplió un compromiso publicitario en Lloret, donde promocionó su página web.
Las colas en el Mini se formaron desde primera hora. Los aficionados pagaron tres euros y los socios, como Ignasi, de nueve años, abonado desde que nació, entraron gratis. "Bueno, otro día será. Ronaldinho casi nunca se entrena. Ya volveremos", añadió su madre.
Resignados ante la baja del gaucho, el juvenil público jaleó a los azulgrana, que, después de hacer un rondo, jugaron un partidillo. El ensayo duró 75 minutos y, al acabar, los jugadores aplaudieron desde el círculo central. Los hinchas extendieron sus brazos intentando acercar papeles y lápices, pero los jugadores pasaron sin firmar ni un solo autógrafo, a excepción de Edmilson.
Cinco horas después, Ronaldinho, con traje de pana y un gorro, estuvo en Lloret, cuyo Ayuntamiento patrocina su página web. Es casi una moda nueva: los jugadores se resisten a hablar en el Camp Nou, pero después no tienen inconveniente en hacerlo cuando participan en actos publicitarios. Cuestión crematística: Ronaldinho, según la revista Forbes, es el futbolista que más ingresos obtuvo en 2006: 23,5 millones de euros, de los que sólo 8,5 procedían de las arcas del club. "Estoy contento en el Barça y espero seguir por muchos años", dijo el gaucho. Y luego habló de algo que le ilusiona: el compromiso del presidente, Joan Laporta, de colaborar con la fundación benéfica que ha abierto en Porto Alegre: "El presi dijo que ayudará en todo lo que pueda, que va a hacer ese esfuerzo. Es una de las realizaciones más importantes de mi vida".
Y luego, por unos momentos, a Ronaldinho se le fue el buen humor cuando un periodista le insistió sobre por qué no se había entrenado ante 6.000 aficionados y, en cambio, si podía estar en Lloret. "Yo tengo una programación de trabajo y he de seguirla. No puedo estar en todos los sitios a la vez. Si tuviera esa posibilidad, me encantaría hacer feliz al máximo de personas posibles. Pero soy sólo uno y es difícil estar en dos sitios, perdona", le contestó. Cuando el informador le recordó la escasa distancia entre el gimnasio y el Mini, el gaucho alzó la voz y, un gesto inaudito en él, zanjó: "Si tienes algún problema, después hablamos ahí fuera... Próxima pregunta".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de abril de 2007