Barcelona está llena estos días de turistas procedentes de países cercanos de Europa, pero también, y en gran medida, del resto de España. Se trata de un turismo distinto del de verano. Es un turismo fundamentalmente familiar, tranquilo y con ganas de ver y disfrutar de la amplia oferta que ofrece una ciudad como Barcelona y, dentro de ella, de sus posibilidades culturales. Prueba de ello es la imagen que ilustra estas líneas: una larga cola de turistas que, bajo la lluvia lenta del pasado jueves, esperaban en la calle de Montcada para entrar en el Museo Picasso. La prueba de que la ciudad está llena de visitantes estos días la constituye el dato de la ocupación hotelera: los hoteles del centro están en el 90%
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de abril de 2007