Todas las cámaras enfocaron a Mahmud Ahmadineyad, pero el éxito mediático del presidente iraní al liberar a los marinos británicos es otro en realidad. El inusual grado de unidad mostrado por la élite gobernante de Irán ha reforzado su posición ante la batalla que realmente le importa: su programa nuclear.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de abril de 2007