Resulta normal que haya levantado críticas y perplejidad en el Reino Unido la decisión del Ministerio de Defensa británico de autorizar a los 15 marinos capturados por Irán a vender la historia de su cautiverio de 13 días. No es ético ni razonable por muchas "circunstancias excepcionales" que alegue el Gobierno de Blair, y menos aún en el supuesto de que con esa generosidad se pretenda controlar desde el poder la publicación de las versiones personales de los cautivos.
Sin duda, el cautiverio debió ser duro, a juzgar por lo que los militares declararon al regreso en la primera conferencia de prensa, tres días después de su excarcelación, y por lo que la infante Faye Turney ha confesado al diario The Sun y a la cadena de televisión ITV. Pero eso no justifica que reciban una gratificación extra al respecto. ¿Acaso la han percibido los familiares de militares británicos que han muerto o han sido heridos en Irak, más allá de las justas indemnizaciones?
Según informaciones de la prensa local, el grupo de cautivos podría recibir hasta 250.000 libras (371.000 euros). Gran parte iría a parar a la soldado Turney: el equivalente a 220.000 euros, lo que representa más de seis veces la paga anual de un militar de su rango. La joven, de 26 años, fue separada del resto de sus compañeros. Según ha relatado, la desnudaron y temió que estuvieran preparándole el ataúd después de que le tomaran medidas. Uno de los detenidos ha preferido no unirse al botín de lo que algunos consideran un reality show. Lo cierto es que la soldado Turney bien podrá pensar en privado que las penas con pan son menos penas, lo cual desgraciadamente no podrá decir cualquier otro militar al que no le dio tiempo de seguir con vida para contarlo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de abril de 2007