Me visitan unos amigos ingleses y hablamos de política. Les pregunto cómo empezó el declive de Tony Blair. Me contestan sin dudarlo: Blair mintió, nos llevó a la guerra de Irak mintiendo sobre las armas de destrucción masiva. Y es que en Gran Bretaña el político que miente queda desacreditado para siempre. Es una buena muestra de madurez democrática, se nota que en esto de la democracia nos llevan muchos años de ventaja. Si aplicáramos esta saludable norma a España nos saldría una buena lista de políticos desacreditados sin remedio. Y en particular, el Partido Popular tendría que cambiar de dirigentes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de abril de 2007