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Análisis:EN SEGUNDO PLANO | Juicio por el mayor atentado en España

Duelo jurídico

Hay un abogado, el que se ocupa de la defensa de José Emilio Suárez Trashorras -el ex minero asturiano acusado de facilitar los explosivos que se utilizaron en los trenes de la muerte-, que ha dado muestras a lo largo de todo el juicio sobre el 11-M de una exquisita educación y de un buen tino al hacer las preguntas.

Se llama Gerardo Turiel de Castro, es uno de los pocos defensores que no es de oficio, tiene el pelo blanco, mucha experiencia y en la tribuna se comporta siempre con mucha tranquilidad no exenta de ironía cuando llega el caso. En los pasillos, además, este letrado siempre ha defendido la manera "honesta y a las claras" con que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, lleva el juicio.

El abogado de Trashorras y el juez Gómez Bermúdez se enredan en una discusión jurídica

Pero ayer, este abogado veterano y el presidente del tribunal se enredaron en una discusión jurídica que se fue elevando de tono y que, como siempre -y es de ley-, acabó zanjando Gómez Bermúdez.

El abogado interrogaba al que era comisario general de Información de la Policía el 11-M de 2004, Jesús de la Morena:

-Yo no soy un experto, señor comisario, pero no he entendido por qué detuvo a mi cliente [José Emilio Suárez Trahorras, acusado de vender la dinamita a los islamistas].

-Ya lo ha dicho-, respondió el juez.

-Sí señoría, pero yo no lo he entendido- replicó el abogado, aún sonriendo.

-No lo ha entendido porque no ha querido. Otra cosa es que le convenzan esas razones. Ha dicho que Trashorras dijo a los policías que había trabajado en la mina, que se fue de copas con los moritos y que éstos le pidieron que les llevara a la mina y que descubrieron que había tráfico de llamadas. Fue entonces fue cuando procedieron a detenerle.

-Yo le agradezco las explicaciones, pero me gustaría que me las diera el testigo.

-Yo no doy explicaciones: yo argumento la incoherencia de su pregunta-, dijo el juez, que añadió- ¿Cuál es su pregunta?

-Vuelvo a insistir, señoría. Dígame en que factum jurídico delictivo se apoya la detención

-Vamos a ver: los factum jurídicos los determina el tribunal. Las detenciones pueden ser correctas o incorrectas, pero lo determina el tribunal.

-No quiero polemizar con su señoría. Pero tengo la certeza jurídica de muchos años que equivocarse en el proceso es grave pero hacerlo en el ejercicio de la defensa es gravísimo-, dijo en tono terminante el hasta entonces ponderado Turiel. -Así que ruego a su señoría que me deje hacer la pregunta.

-No, no: sobre derecho no declara el testigo.

-¡Pero yo le pregunto sobre qué base fáctica o policial se le detiene!

-Ya lo ha dicho- pero responda otra vez -dijo Bermúdez.

-Teníamos sospechas- responde De la Morena.

-¡Ah! ¡sospechas!-, dijo el abogado, con cierto sarcasmo en el tonillo.

-¿Le parece poco?-, le pregunta el testigo al abogado (algo estrambótico en un juicio).

-Pues sí señor- responde el abogado, ya muy enfadado, moviendo las manos.

-Vale. No entremos en estas polémicas-, zanjó el juez. -Otra pregunta, señor abogado.

-Pues no hay más preguntas, señor, no hay preguntas-, concluyó Turiel, enojado, cerrando los ojos, echándose para atrás en el asiento.

El juez, como acostumbra, no se inmuta:

-Tiene la palabra la siguiente defensa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de abril de 2007