La visita que el primer ministro japonés, Shinzo Abe, realizó a China, el pasado octubre, rompió el hielo. El viaje que está efectuando su homólogo, Wen Jiabao, a Japón, esta semana, lo está fundiendo. Así describió, ayer, el líder chino la situación que atraviesan las relaciones entre los dos países, que durante años han estado marcadas por la tensión, debido a lo que Pekín considera la negativa de Tokio a asumir su pasado imperialista. Y como muestra de la intención de su Gobierno de dejar atrás las diferencias, Wen tendió una mano. "El pueblo chino debe fomentar la amistad con el japonés", dijo durante un discurso en el Parlamento, la primera vez en 22 años en la que un dirigente de Pekín habla en esta institución. Anteriormente quiso añadir una nota humana al viaje, para lo que hizo ejercicio en un parque, habló con algunos ciudadanos y realizó varios movimientos de taichi.
Wen Jiabao urgió a Tokio a que no olvide su pasado, pero reconoció que el pueblo japonés también sufrió con la guerra. "Como muchos líderes chinos de generaciones pasadas han dicho, la responsabilidad por la agresión se limita a un número reducido de partidarios de la guerra", afirmó, en referencia a la invasión japonesa (1931-1945) de China. E insistió en la importancia de mirar hacia atrás para poder caminar hacia delante. "Reflexionar sobre la historia no es hurgar en los sentimientos dolorosos, sino recordar y aprender del pasado para iniciar un futuro mejor", dijo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de abril de 2007