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CARTAS AL DIRECTOR

Velocidad y accidentes

Antes había siempre coches aparcados encima de la acera de mi calle, lo que significaba un problema para los viandantes. A pesar de las multas y de la presencia de la grúa, la situación persistía. Ahora esto ya no pasa; el Ayuntamiento ha puesto unos pilones que impiden que un coche pueda subirse. No hace falta multar a nadie y yo camino por la acera, como debe ser.

El exceso de velocidad en las carreteras es uno de los principales factores que provocan los accidentes. Colocan radares fijos y móviles, se imponen multas, se quitan puntos del carnet, se hacen campañas, se envían conductores a prisión, pero el problema persiste. Los accidentes se traducen, además, en miles de muertos y miles de personas que vivirán sobre una silla de ruedas el resto de sus días. Una solución que podría mitigar este proceso consistiría en no permitir la fabricación de vehículos que puedan alcanzar velocidades superiores a 120 o 130 kilómetros por hora. Sólo falta que Gobiernos y fabricantes de automóviles den preferencia a la vida de los ciudadanos sobre otros intereses más o menos legítimos. ¿Sucederá.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de abril de 2007