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Análisis:

Tibia inauguración

Ante una menguada nube de paraguas -y alguna que otra bandera de España como remanente del desfile anterior- el quinteto malagueño Efecto Mariposa se encargó de abrir en la noche del sábado la programación de conciertos organizados por la Copa del América, que se prolongarán hasta el próximo 30 de junio. Su conciso concierto, de acceso gratuito, era seguramente el que detentaba un menor tirón popular de entre todos lo que se avecinan -una lista que incluye a Il Divo, Joe Cocker, Joaquín Sabina con Joan Manuel Serrat, Kiko Veneno o The Supremes-, aunque su presencia quedara justificada por la elección de Believe in me (versión en inglés de su omnipresente No me crees, su dueto con Javier Ojeda, el vocalista de Danza Invisible) como tema oficial del evento náutico. El mal tiempo y la desbandada casi generalizada tras el desfile inaugural de las embarcaciones, celebrado minutos antes, dejaron como secuela en el AC Anfiteatro un ambiente algo desangelado, bastante lejos siquiera de la media entrada. No obstante, la estampa del amplio recinto no deja de ser de lo más atractiva. El enorme escenario, flanqueado por stands de los patrocinadores y con los espectaculares ornamentos de iluminación del desfile náutico a su derecha, era el principal foco de atención de una zona lúdica frecuentada, a partes iguales, por un público familiar de todas las edades y la abundante legión extranjera participante, de una forma o de otra, en la competición, con especial presencia del italiano como lengua predominante. Pocas ambientaciones sonoras pueden ser más tolerables a los oídos de tal denominador común que la propuesta por los malagueños, defensores de un pop amable e inocuo que navega entre el sonsonete de La Oreja de Van Gogh y las ínfulas algo rockeras que sus nuevas composiciones -alguna de ellas en colaboración con Pereza- parecen aventurar. La presentación estuvo presidida por el buen rollo: Susana Alva derrochó simpatía y no se olvidó de su doble ración de No me crees (en inglés y, ya en el bis, en castellano, como tocaba) ni de su versión de El mundo, de Jimmy Fontana. Y se ciñó a cumplir escrupulosamente el guión, una horita justa y todo el mundo a casa, justo cuando la breve tregua otorgada por la lluvia comenzaba a flaquear. Entretenimiento light para toda la familia, como pedía la ocasión.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de abril de 2007