El Getafe tiene diferentes caras. Le da lo mismo ejercer de cazador que de presa. Puede disfrutar con el balón o sobrevivir sin él. Ayer ante el Villarreal tuvo momentos para todo. Y los solventó sin problemas. Cuando atacó, se presentó con una multitud arriba. Cuando defendió, juntó defensores en torno a Abbondanzieri, omnipresente una vez más. El meta argentino tuvo manos para todos los disparos. Y fueron muchos. El Getafe se reencontró con la victoria siete jornadas después.
El Villarreal ha perdido toque y temple. Y sin Forlán los centrocampistas se quedaron sin caminos. El conjunto castellonense tuvo ciertos momentos de inspiración, pero se topó siempre con Abbondanzieri, por algo el portero menos goleado de la Liga. En la meta contraria, Viera no quiso ser menos. En el minuto 38 detuvo un penalti a Güiza, el cuarto que ha detenido en la temporada. Casquero había adelantado ya al Getafe con un misil a la escuadra.
GETAFE 3 - VILLARREAL 0
Getafe: Abbondanzieri; Contra, Alexis, Pulido, Paredes; Celestini (Alberto, m. 84), Casquero; Redondo, Maric (Pachón, m. 70), Vivar Dorado; y Güiza (Manu del Moral, m. 79). No utilizados: Luís García, Tena, Cotelo y Nacho.
Villarreal: Viera; Josemi, Cygan, Gonzalo, José Enrique; Matías (Tacchinardi, m. 69), Senna, Somoza (Cani, m.46), Marcos (José Mari, m. 69); Guille Franco y Tomasson. No utilizados: Barbosa,) Javi Venta, Álvarez y Arruabarrena.
Goles: 1-0. M. 31. Zurdazo de Casquero a la escuadra. 2-0. M. 65. Maric, tras jugada de Güiza. 3- 0. M. 38. Pachón, solo ante Viera.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Expulsó a Guille Franco (m. 75) por amarilla. Amonestó a Somoza y Josemi.
Coliseum Alfonso Pérez: 12.000 espectadores.
Cada equipo tuvo sus momentos, pero las sensaciones que transmiten distan en sus formas y modos. El Getafe es un conjunto compacto, difícil de doblar, aplicado y áspero. Todo lo contrario que el Villarreal, al que sus brotes de calidad maquillan su inconsistencia y candidez. El acierto rematador determinó, como siempre, el resultado. Mediado el segundo periodo, Maric puso tierra de por medio. Las manos de Abbondanzieri frustraron cualquier reacción.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de abril de 2007