Tiene razón Javier Aguirre, técnico del conjunto rojiblanco cuando dice que el problema de su equipo es la intermitencia. Se apaga y se enciende, se enciende y se apaga. Como las lucecitas de Navidad. 20 minutos es lo máximo, según Aguirre, que pueden durar las luces del Atlético. A veces no son suficientes para ganar un partido. Otras, como ayer, sí lo son.
"Hemos cumplido nuestro objetivo que era cerrar esta jornada con 50 puntos. Estamos vivos, tenemos actitud, ganas y nos falta jugar un poco mejor, eso sí", destacó el técnico mexicano. Pero, para él, las evaluaciones parciales son "obsoletas y estériles". Para él, no hay una primera parte horrible y una segunda, con la entrada de Agüero, mejor.
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"El gol, y los tres puntos. Eso es lo importante", espetó. Ya puesto en el análisis de un campeonato tan irregular, Aguirre no paró. "Quedan ocho jornadas. Dependemos de nosotros mismos pero veo que todos los equipos vamos muy apurados, al límite, muy cansados. Hoy día es muy difícil ver buenos partidos de fútbol. Hay mucha tensión, mucho forcejeo... todos estamos intentando sacar los tres puntos como sea", matizó el técnico.
Pese a ello, si existiese un aparato para medir el aburrimiento y se hubiese utilizado ayer en el Calderón, hubiera tocado la punta máxima. Porque el Atlético fue el gol y poco más y el Levante un par de disparos a puerta en la segunda parte y poco más.
Lo que no sospechaba Aguirre, cuando hablaba de apagones, era que esos momentos de apagón le afectarían a él también. El mexicano fue expulsado en el minuto 78 por protestar al árbitro. "Me echó por decir no. Queda reflejado en el acta, ni gritos, ni insultos, simplemente dije no a una jugada que no me había gustado", relató. "En la primera parte se me acercó pidiéndome cordura. Debió de pensar que no estaba muy tranquilo porque luego sin aviso ni nada me echó. Es que por lo menos antes te enseñaban amarilla... Ahora el tema es unilateral", resumió Aguirre con su habitual ironía.
En lugar de bajar a los vestuarios, el entrenador rojiblanco se quedó en la mitad de las escaleras, escondido detrás de un cartel publicitario debajo del cual se asomaba de vez en cuando para ver los suyos. "Lo importante es la victoria, no mi expulsión", aseguró preocupado por las bajas de Luccin, con esguince de rodilla, y Perea y Seitaridis con esguince de tobillo. Hoy serán sometidos a pruebas médicas.
Abel Resino, técnico del Levante lamentó que el gol fuera un regalo de su zaga. "La verdad que como mínimo merecíamos el empate", dijo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de abril de 2007