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CARTAS AL DIRECTOR

Pobre Diego

Casi nos habíamos olvidado de Diego, al que todos conocíamos como "el niño de El Royo", aquel pobre niño, hijo de una madre con serios problemas mentales y de un padre esquizofrénico (en la actualidad ingresado en un hospital penitenciario por provocar un incendio). Diego en un primer momento fue entregado en preadopción a una pareja del pueblo de El Royo, que al parecer le proporcionaban todo el amor y los cuidados necesarios para un niño. Ante las insistentes demandas de la madre biológica, un juez tomó la decisión de devolvérselo, a pesar de que su situación mental hacía abrigar serias dudas de que pudiera asumir su cuidado.

Algún tiempo más tarde, la aparición de Diego y su madre ejerciendo la mendicidad en el metro de Madrid tuvo como resultado el ingreso del niño en una institución de Salamanca, y nos dio, por desgracia, la razón a todos los que pensábamos desde el primer momento que la decisión judicial de devolverle el niño a una pobre mujer que no está en condiciones de atenderlo era un terrible error, ya que lo primero que debe tenerse en cuenta en estos casos es el bienestar y la estabilidad del pequeño.

Y no habíamos vuelto a saber nada de él hasta que ahora conocemos por los medios que Diego ha vuelto a ingresar en una institución por su situación de desamparo. Es decir, que volvieron a entregárselo a su madre, y de nuevo se ha producido lo que se debería haber evitado a toda costa: la desatención del niño. ¡Pobre Diego.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de abril de 2007