Estados Unidos vivió ayer su peor tragedia en un campus cuando un pistolero irrumpió armado hasta los dientes en el recinto de la Universidad Politécnica de Virginia y mató a tiros a 32 personas, en su mayoría estudiantes, y dejó heridas a una veintena. El asaltante, aún no identificado anoche, inició su mortal periplo en uno de los edificios del extenso campus situado en la localidad de Blacksburg. Allí asesinó a dos personas, pero completó su matanza tres horas más tarde en otra zona de la universidad a casi un kilómetro de distancia, donde mató a las demás víctimas y se suicidó, según la policía. George Bush se declaró "horrorizado".
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"Todo el mundo corría de un lado para otro, enloquecidos, mientras la policía intentaba mantener el control y que todos estuviéramos tumbados", contó Annie Steele, editora del periódico del campus, quien describió la escena como "un caos absoluto". Eran las 7.15 cuando se recibió una llamada en los servicios de emergencia de la universidad. La alerta siguiente sólo se concretó pasadas más de dos horas. El asesino había comenzado minutos antes su macabro paseo. Todo el país quedó abatido por un crimen que el rector Charles Steger calificó de "tragedia monumental".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de abril de 2007