En estos días en los que se habla tanto del voto por correo me gustaría dar a conocer las enormes dificultades que tiene un estudiante Erasmus para votar en las próximas elecciones.
Si la estancia en el extranjero es anterior al comienzo de abril, el único método para votar consiste en registrarse en el consulado de España en el país correspondiente, renunciando al padrón en la ciudad natal, aunque la estancia sea tan sólo de cuatro meses, perdiendo, por ejemplo, la posibilidad de pedir una vivienda protegida. Eso sí, para averiguarlo hacen falta paseos y llamadas (con su gasto correspondiente, el voto será un derecho pero no gratis) a juntas municipales de distrito, oficinas de Correos y el propio consulado, ya que nadie en los distintos órganos de la Administración (central, autonómica, local) tiene idea de cuál es la solución.
El voto por correo no es posible ya que hay que personarse en una oficina de Correos (en España) durante el periodo electoral. Una vez en el consulado (Londres, en mi caso), la información es escasa, confusa y, por qué no decirlo, otorgada con bastante mala educación e incluso pitorreo.
Mientras tanto, en Melilla, algún gerente se salta ilegalmente ese proceso para los suyos, y ni siquiera es imputado por ello. Cada vez somos más Europa, pero vamos a tener que renunciar al derecho fundamental de votar para serlo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de abril de 2007