El último presidente del Gobierno comunista de Checoslovaquia, Ladislav Adamec, falleció el pasado 14 de abril en su vivienda de Praga, a los 80 años de edad. Llegó a la cima del poder precisamente cuando el sistema comunista estaba a punto de desmoronarse. Le tocó ser mandatario durante la transición entre 1988 y 1989 y tuvo el acierto de no ser demasiado inflexible. Después de un intento de represión de las protestas civiles en noviembre de 1989, desistió de ordenar una intervención militar contra la "revolución de terciopelo", que puso fin al régimen comunista en Checoslovaquia. Adamec dimitió y su sucesor, Marian Calfa, junto con el líder del movimiento ciudadano Václav Havel, condujeron el país hacia las elecciones libres.
Adamec, nacido el 10 de septiembre de 1926 en Frenstat, una pequeña aldea de Moravia, tuvo una trayectoria modélica, acorde a los ideales de su época. Proletario, hijo de minero, fiel funcionario. Siendo obrero, ingresa en el Partido Comunista Checoslovaco a los 20 años y asciende hasta ser secretario del director de la companía en la que trabaja. A los 33 años empieza -y acaba con éxito- la carrera de Ciencias Políticas, que le sirve para seguir avanzando por la escala del sistema hasta ser aceptado en el Comité Central del partido cuando cumple 41 años.
Pasa la Primavera de Praga inadvertido y un año después, en 1969, le conceden una silla en el Parlamento y se ve convertido en vicepresidente del Gobierno checoslovaco. Diez años más tarde preside el partido y en octubre de 1988, tras el derrocamiento de Lubmir Strougal, es nombrado primer ministro.
Su estancia en la cúpula del poder fue muy breve. De poco le sirvió alinearse a la política de apertura del presidente soviético Mijaíl Gorbachov. Un año más tarde, al surgir la "revolución de terciopelo", Adamec acepta negociar con Václav Havel y otros representantes del movimiento de protesta, pero sin éxito. El 17 de diciembre de 1989 dimite, pero permanece dos años más como diputado comunista, sentado junto a los disidentes que dominan el Parlamento presidido por Alexander Dubcek.
En la nueva era democrática, después de la división de Checoslovaquia, Adamec logró reciclarse sin mayores obstáculos, y, convertido en magnate de empresas privadas, llegó a ser uno de los hombres más ricos de la República Checa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de abril de 2007