Como buen gallego, Xoel López, alias Deluxe, tiene buenos amigos de su tierra del otro lado del Atlántico. A los 10 años, el cantante, que acaba de publicar Fin de un viaje infinito, viajó a Venezuela junto a sus padres para hacerles una visita.
Le parecería toda una aventura.
Fue mi primer gran viaje, pero me llevé un chasco. Yo me esperaba algo tipo Corrupción en Miami, lleno de playas con tías cachondas, pero llegué en un día gris y me llevaron a Valencia, una ciudad de interior, sin playa ni nada de lo que yo había imaginado.
Vaya.
Bueno, luego me llevaron a Isla Margarita, con unas playas maravillosas.
¿Y qué cosas le llamaron la atención al niño Xoel?
Que había un Estado que se llamaba Carabobo y un montón de palabras nuevas: chamo, huevón. De vuelta a A Coruña chuleaba en el colegio.
¿Y el reencuentro con aquellos amigos?
Muy bonito, son como de la familia. Nos llevaron a la Casa de Galicia y a la gente mayor que estaba por allí les encantaba mi acento. Llegué por allí diciendo: "¡Fulanito es un troleiro!", y les trajo recuerdos de su infancia.
En general, ¿le gusta viajar?
Creo que antes tenía más justificación. Cada vez me parece más parecido todo, sobre todo las capitales. Mi última escapada ha sido a Nueva York y no hubo apenas nada que me sorprendiera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de abril de 2007