Estar 17 años y 38 días en prisión son muchos días. Pero no suficientes para doblegar la voluntad del disidente cubano Jorge Luis García Pérez, más conocido por Antúnez, quien el lunes, pocas horas después de ser puesto en libertad, declaró que no abandonará su país y que seguirá con su labor opositora al Gobierno de Fidel Castro aunque vuelva a la cárcel. "Yo no quisiera regresar, pero si me tocara, mi silencio no lo va a comprar nadie", dijo el disidente.
Antúnez fue condenado en 1990 a 17 años de privación de libertad por "propaganda enemiga" e "intento de sabotaje" y fue liberado al amanecer del domingo, tras cumplir 38 días adicionales de arresto. "No tengo pensado abandonar Cuba, no voy a cuestionar a quienes lo han hecho, pero ése no será mi camino", afirmó desde su domicilio en Placetas, un pueblo situado en el centro de Cuba. "Si te digo que estoy contento mentiría, porque salí de la prisión con el alma rota", declaró.
García Pérez entró a la cárcel cuando todavía existía la Unión Soviética y la circulación del dólar era ilegal, y dice, en las horas que lleva en la calle ha encontrado la misma pobreza y el mismo "discurso de odio", pero también mayores diferencias sociales y a una población "con una mentalidad más abierta y dispuesta al cambio". "Hoy entré por primera vez en mi vida a una shopping y me quedé impactado, es como un museo de cosas inaccesibles para el cubano medio. Las diferencias son abismales, la miseria estaba antes más repartida", declaró Antúnez al diario estadounidense El Nuevo Herald.
Antúnez, que en 1995 fundó dentro de prisión la organización Presidio Político Pedro Luis Boitel, por lo que pasó por varias cárceles de máxima seguridad, dijo sentirse ahora "más firme, más decidido, porque el cambio está teniendo lugar ya en el pueblo", y aseguró que dedicará sus energías a la solidaridad con sus compatriotas presos y a promover un cambio democrático en Cuba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de abril de 2007