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Instituciones Penitenciarias rechaza la libertad condicional para Oubiña

No hay síntomas de arrepentimiento, es reincidente, está cumpliendo dos condenas y pendiente de otra en el Tribunal Supremo. En estas tres premisas se ha basado el juez central de Instituciones Penitenciarias, José Luis Castro, para desestimar en un auto la libertad condicional para el narco Laureano Oubiña después de que Audiencia Nacional admitiera refundir sus condenas.

Castro, que comunicó ayer su decisión a la Fiscalía de la Audiencia Nacional y a la prisión de Valladolid donde está recluido el preso, sostiene que "el tercer grado ha de aplicarse a aquellos internos que están capacitados para llevar un régimen de vida en semilibertad, lo cual no debe hacerse si no es con cierta garantía de éxito en el uso de ese margen de confianza y una perspectiva razonable de que no cometerá más delitos".

Se basa el magistrado en los informes de los profesionales del centro penitenciario donde se encuentra Oubiña que advierten en él "importantes factores de inadaptación y ausencia de malestar psíquico por el delito cometido", es decir, arrepentimiento. Según los psicólogos, Oubiña, de 60 años, "sigue manteniendo valores contrarios a la norma social que determinan el escaso efecto intimidatorio de la condena, lo que lleva a concluir un pronóstico de reincidencia medio alto".

Admite el juez que se han apreciado "elementos positivos" en el interno como son ausencia de adicciones, actividades realizadas en el centro con buenos resultados y el apoyo familiar que facilitaría la reinserción de éste a la sociedad. "Pero resultaría prematuro, desaconsejable y difícil de entender socialmente la concesión del tercer grado valorando en su conjunto las circunstancias criminológicas de este caso".

El historial de Oubiña ha sido un argumento de peso para que Instituciones Penitenciarias desestimase su libertad y la carta de arrepentimiento que él mismo redactó no ha resultado suficientemente creíble. Sin embargo, después de que los dos tribunales que le condenaron hubieran desestimado su intento de refundir sus dos últimas condenas, otro le permitió hacer la suma aritmética de su estancia ininterrumpida en la cárcel desde enero de 2001, después de ser capturado por Interpol en Grecia.

Con tres condenas por tráfico de hachís, dos de ellas ya cumplidas, el horizonte de Oubiña de abandonar la prisión se alargaría hasta agosto de 2008, según su calendario penitenciario. Una suma que ahora puede aumentar si la Sala de lo Penal del Supremo, confirma su otra condena de 6 años y 9 meses por el alijo de 12 toneladas de hachís que se capturó a bordo del buque Regina Maris y que precipitó su fuga a Europa en octubre de 1999.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de abril de 2007