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Editorial:

Fusión frente a compra

El pulso por el control del banco holandés ABN Amro, que protagonizan Barclays por una parte y el grupo Santander, Royal Bank of Scotland y Fortis por otra, presenta perfiles muy interesantes que sin duda deberán tenerse en cuenta en todas las operaciones financieras de esta magnitud. La primera característica notable de la operación, anunciada, aunque todavía no concretada, es su tamaño. El trío de instituciones que lidera el Santander está dispuesto a pagar hasta 72.000 millones de euros, el 70% en efectivo y el resto en acciones del banco escocés, equivalentes a 39 euros por acción. La apuesta, si se concreta, es arriesgada, puesto que ofrece a los accionistas el 13% más que el Barclays -el banco que tiene un acuerdo de fusión con ABN para crear la quinta institución financiera más grande del mundo por capitalización bursátil- y requiere por tanto un esfuerzo de financiación sin precedentes.

Pero, además del enorme volumen de la operación, sorprenden otras circunstancias. En el curso del acuerdo de fusión entre Barclays y ABN han irrumpido el Santander y sus socios con la propuesta de una oferta "indicativa". En una primera aproximación, habría que decir que las ofertas existen o no; el anuncio de intenciones puede tener efectos perturbadores. La OPA "indicativa" tiene dos condiciones espinosas: que ABN Amro entregue sus cuentas y balances al consorcio y que los holandeses cancelen la venta de su filial estadounidense, Lasalle, a Bank of America. A partir de estas exigencias, la situación puede enredarse hasta el infinito en un debate de largo alcance. Sostiene ABN que si se abren sus libros al consorcio del Santander, éste no podría realizar una operación hostil hasta pasado un año. Es una pretensión sin fundamento, a no ser que Barclays pueda demostrar que no recibió plena información de ABN para negociar su propuesta de fusión.

Porque la cuestión que está en juego es si en una oferta de compra o fusión debe facilitarse toda la información económico-financiera a las partes que intervienen en la operación. Una OPA es un método tan reconocido por el mercado, o más, que una fusión pactada. Por tanto, el requisito de transparencia debería ser máximo y tendría que estar garantizado para todos los oferentes por las normas europeas que regulan las fusiones y adquisiciones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de abril de 2007