"El parque Güell ha desaparecido como espacio para el barrio". No lo dice sólo una vecina de Gràcia, Maite Ninou, sino un miembro de Turisme Tàctic, un colectivo de artistas que interviene en el espacio público utilizando el turismo como un medio de comunicación. "El turismo es eso, un medio. No lo cuestionamos como tal, pero sí trabajamos con contenidos que no se dan al turista como espectador. Queremos explicar la Barcelona oculta, la que no se explica", añade. Desde la ruta del anarquismo, un recorrido en autobús por el movimiento libertario en la ciudad, hasta la de los espíritus, en proyecto.
Uno de los edificios que no se ocultan y sí se explican, erigido ya en símbolo de Barcelona, es La Pedrera. Tras una primera fase expansiva de proyección, la Fundación Caixa Catalunya ha dicho basta. "No queremos masificar más de la cuenta, porque el edificio no es un chicle que se estire, tiene que durar, y estaba pensado para ser una casa, no para este uso", afirma desde la fundación Manel Foraster. Sólo se permite la presencia máxima de 400 personas a la vez, y pasan 4.000 por día. "Estamos en un nivel de saturación". Desde la fundación se promueve un debate para que el éxito del balance de los museos no vaya tan ligado al número de visitantes, y para que incida en aspectos cualitativos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de abril de 2007