Johan Huibers, un holandés contrario a la teoría de la evolución, soñó en 1992 que su país era inundado por las aguas.
Sin saber que el calentamiento global de la tierra convertiría su visión en una posibilidad real, construyó una réplica del arca de Noé de una longitud de 67 metros, la mitad de la descrita en la Biblia.
El pasado sábado, la inauguró eufórico en Schagen, al norte de Amsterdam, con su interior repleto de modelos en tamaño natural de animales selváticos, como elefantes y jirafas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de abril de 2007