En relación con el artículo aparecido en EL PAÍS el 30 de abril sobre la adaptación de la red ferroviaria al ancho internacional, queremos felicitar al Ministerio de Fomento por esta iniciativa que se puede calificar de histórica, pero consideramos que la operación no debe demorarse "hasta más allá de 2020", tal como se indica en la información, para evitar una situación transitoria excesivamente prolongada que perjudique a operadores y usuarios del ferrocarril.
Hasta que se concluya la transformación de la red, será necesario instalar múltiples intercambiadores de ancho para trenes de pasajeros, que dejarán de estar operativos al final del proceso, lo cual, además de constituir un gasto innecesario, supondrá un aumento de los tiempos de viaje, ya que la operación de cambio de ancho requiere un tiempo para realizarse.
En el caso de trenes de mercancías, al no existir vagones de rodadura desplazable, las consecuencias serían aún más graves, ya que se fragmentará el mercado español, obligando a los operadores a realizar costosas operaciones de cambio de ejes de los vagones, que obviamente repercutirán sobre el cliente final.
Por último, hasta que se concluya la transformación será necesario seguir construyendo líneas de ancho ibérico para no estrangular el tráfico de mercancías, derivando para este fin fondos que bien pudieran ser utilizados para mejorar el mantenimiento de la red existente.
Por ello, consideramos que la realización de las operaciones de cambio de ancho debe realizarse en el plazo más breve posible. Sugerimos como fecha orientativa 2010-2012, periodo en que se pondrán en servicio muchos de los corredores actualmente en ejecución.
Asimismo, consideramos imprescindible un estudio riguroso, con la participación de los operadores ferroviarios, de la afección al tráfico de mercancías, que minimice los impactos negativos de la operación, así como una planificación pormenorizada de la misma.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de mayo de 2007