Ha fallecido Mstislav Rostropóvich, un músico maravilloso y una extraordinaria persona. Pero, como a otros genios, gente fuera de lo común, dotado con un alma excepcional, me gustaría recordarlo con su música y sus propias palabras. A pesar de las enseñanzas de marxismo-leninismo, él, humano como pocos, decía: "Es evidente que la materia es efímera y pasajera, mientras que todo lo creado por el genio humano permanece y no se convierte en polvo ni se descompone. No se desvanece en el tiempo. No concibo que Beethoven, Mozart o Bach estén muertos. No es lo que siento. Creo que están vivos y que existen en otra dimensión. Como si ahora no estuvieran en casa, no presentes. Pero su espíritu lo está siempre que se interpreta o escucha su música. Luego estos genios viven eternamente".
Gracias a su violoncello y a su talento musical (era un músico completo y director superlativo), la hermosa música que nos dejaron esos genios sigue sonando y se mantiene así reviviendo en nuestros corazones. Y el recuerdo imborrable de cuantos le oímos y de sus extraordinarias grabaciones, sobre todo las de Bach visto a través de su magia incomparable, nos acompañan siempre y siguen siendo un tesoro y una esperanza de futuro para la humanidad.
Descansa en paz. Tú tampoco mueres sino en tu cuerpo solamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de mayo de 2007