El impuesto de sucesiones y la presión fiscal fueron los otros dos asuntos que centraron el debate presupuestario de ayer. CiU y PP exigieron al consejero de Economía, Antoni Castells, que suprima de una vez dicho impuesto, cuya recaudación prevista para este año supera los 795 millones de euros, casi 100 más que en 2006.
Antoni Fernández Teixidó (CiU) acusó al Gobierno catalán de falta de voluntad política para eliminar dicha figura tributaria. "Teníamos muy pactada una reforma en la pasada legislatura y la retiraron", dijo.
Castells lo achacó al final de la legislatura: "Se disolvió el Parlament y, con ello, todos los proyectos de ley que no estaban aprobados". El consejero reiteró el compromiso del presidente Montilla de tramitar "sin dilaciones" la reforma del impuesto para que entre en vigor "lo antes posible". Pero insistió en su posición contraria a eliminarlo por completo.
El líder del PP, Josep Piqué, recordó a Castells que tiene la batalla perdida, puesto que "los ciudadanos votan con los pies: al final la gente va a donde paga menos impuestos", hecho que el consejero reconoció.
Castells y Piqué también coincidieron en rechazar que este año la Generalitat aumente la presión fiscal sobre los ciudadanos, como sostiene CiU. "Es verdad que no hay un incremento de la presión fiscal individual, pero también lo es que el peso de los impuestos sobre el PIB aumenta", zanjó Piqué.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de mayo de 2007