Y la luz, poca, llegó anoche al río Manzanares. La ciudad estrenó la iluminación de la ribera recuperada tras las obras de la M30 y que ha sido diseñada por el francés Alain Guilhot. El proyecto es decepcionante para el que espere grandes parafernalias porque, entre otras razones, está a medio terminar. Quizás las prisas por inaugurar. Las luces son minimas. Y quedan algo deslucidas por las vallas de obras y por los terraplenes. "Tratamiento uniforme y minimalista", describe el Ayuntamiento. El proyecto incluye luz para los puentes históricos del Rey, de Segovia y de Toledo, con sus bóvedas de azul. Y tambien para los puentes modernos, los de San Isidro, de Praga y de la Princesa.
El francés Alain Guilhot fue el encargado, como si fuese un guia turistico, de explicar la ciudad y su proyecto. Primero lo hizo dentro del autobús, micrófono en mano y los pasajeros con auriculares para la traducción y mirando de izquierda a derecha. "Algo está ocurriendo en el rio Manzanares y es aquí y no en otro sitio...". Desde el autobús se pudieron ver "las luciérnagas parpadeantes". De momento hay instaladas unas 5.000 (cuando esté terminado prometen que habrá 9.000) y discurren a lo largo de la ribera del rio. Son pequeñitas y azules. Bonitas, pero el ambiente de obras en algunos tramos se las comen. También estan las flores de loto. Tienen forma de tambor, dos metros de alto, son blancas y tienen en el centro un proyector que enchufa directamente al cielo. "Seran visibles a varios kilómetros de distancia y se encenderan unicamente en ocasiones especiales", aseguraron en el ayuntamiento. Hay previsto instalar 30, pero de momento sólo hay siete. Por eso, tampoco se notaron mucho.
Ya con todo el mundo a pie del rio, también con el micrófono, Guilhot siguió dando explicaciones. La primera parada fue en el puente de la Princesa. Gallardon, los franceses y los periodistas bajaron a una explanada y Guilhot empezó a utilizar poesia para hablar de la luz: "Las luciérnagas son pequeñas luces que nos dicen que el rio está renaciendo", o frases del tipo: "para mi la luz es un lenguaje, un codigo de comprensión". A su alrededor se iluminaba el matadero, con colores malva, y el antiguo mercado de frutas y verduras. Cuando estaba Guilhot comparando al alcalde con el baron Haussmann, (Gallardon sonrió complacido) de repente se empezaron a oir gritos. Al principio muy bajito, como un murmullo, luego ya fuerte: "¡Gallardon, chimenea en tu salon". Una treintena de vecinos de la asociación del Nudo Sur se manifestó en contra de las obras. "Túneles y chimeneas no", llevaban escrito en pancartas. Como desde la explanada de abajo apenas se les veía, daban saltitos y gritaron mas. Hasta que llamaron la atención de los escoltas y de la policia municipal. "Hemos acudido a protestar de manera pacifica y al acercanos una persona, creemos que un escolta, ha agredido a dos vecinos", denunció angel lomas, de la asociación. La comitiva municipal abandonó la zona y el ruido de la protesta vecinal se cambió tras 10 minutos en autobús por la tranquilidad de la Huerta de la Partida. Alli sonó musica clasica en directo. Ya sin explicaciones y con frio. Gallardon se despidio y se fue.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de mayo de 2007