Como en celebraciones anteriores, este Primero de Mayo ha mantenido su carácter de reivindicaciones inmediatas. Sin duda, Por un empleo estable representa una demanda sentida y necesaria en el país de empleo más precario e inseguro de la Unión Europea. Pero sorprende el olvido (por no decir traición) de lo que fueron los grandes ideales del movimiento obrero, en los que junto a la resolución de problemas concretos figuraba el anhelo de justicia social, solidaridad internacional, control de la producción, reforma agraria y reparto de la riqueza. ¡Qué dirían los líderes históricos de los grandes sindicatos, si contemplaran estas reivindicaciones cortas y chatas como único eje movilizador! Que bien está ocuparse de lo inmediato, pero con la mirada puesta siempre en la utopía, en el mundo justo y fraterno con que soñaron los militantes de épocas pasadas y que continúan siendo más necesarias que nunca en un mundo tan desigual en lo económico, excluido en lo social y degradado en lo ambiental.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de mayo de 2007