Publicados los programas electorales, veo que los principales partidos compiten en el número de viviendas protegidas. Sin embargo, ninguno afronta el principal problema de la vivienda protegida: la diferencia que supone el sistema para acceder o no a ella. ¿Resulta razonable que el precio de la vivienda que uno va a estar pagando durante 40 años se decida por la situación personal en un momento concreto de la vida? ¿Es justo que alguien que gana por ejemplo 100 euros más al mes que otra persona en el momento de la compra deba pagar el doble de hipoteca durante 40 para comprar una casa igual?
La vivienda protegida, independientemente de cuanta se construya, es un grave agravio para los que no consiguen acceder a ella. Sería mucho más razonable que todas las viviendas iguales tuvieran un precio igual, aunque el 30% del precio de venta de todas ellas se destinara a ayudar económicamente a quien en un momento de su vida lo necesite, y no el 100% a ayudar a los que lo necesitan en el momento de la adjudicación y quizá no tres años después.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de mayo de 2007