Para presumir de talante, nada como machacar con la palabra respeto: "Os pido respeto al adversario, respetando al adversario estamos respetando a los ciudadanos. Una política que se caracterice por no escuchar a quien insulta. La voluntad de la gente ha de ser respetada. Todas las ideas, todas las siglas y candidatos merecen respeto", proclamó Rodríguez Zapatero en Zamora, horas antes de arrancar la campaña.
El presidente del Gobierno desgranó sus principales leyes en política social y se hizo "fuerte": "Lo que une a un país son fuertes comunicaciones, fuertes derechos de ciudadanos. España tiene un horizonte de fortaleza... y necesitamos que la mayoría de los jóvenes tengan una formación que supere la educación obligatoria. Eso nos hará tener una economía fuerte". No habló de ETA, y sí, mucho, de la ley de igualdad, de la autonomía frente a la dependencia, la creación de empleo... No hizo la más mínima crítica a sus contrincantes, y apeló al final a lo que lleva de bandera desde los días previos a su victoria en 2004: "Decir la verdad a la gente es decisivo para que la gente crea en la política y crea en ti".
Menos suave estuvo su número dos, María Teresa Fernández de la Vega, en el mitin de Madrid. Empezó hablando de "ilusión", "pasión" y "solidaridad", y terminó repitiendo cuatro veces el lema "tu voto puede" que usa su partido en Madrid. Pero pronto pasó a la ofensiva: arremetió contra "la derecha" que ha robado "el alma" a la capital y viajó al pasado reciente para motivar a los jóvenes: "Quiero pedirles: defiende tu futuro como hace tres años defendiste la paz frente a la guerra, la verdad frente a la mentira".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de mayo de 2007