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Crítica:FLAMENCO | Arcángel

Cantaor con duende

Arcángel presentó su disco titulado Ropavieja y muchas cosas más, pues hizo un concierto que rebasó con largueza las dos horas de duración. Un concierto en que hubo de todo: bueno, malo y regular, pero en el que acabó imperando lo bueno, un flamenco de calidad sobresaliente, que fue prendiendo paulatinamente a la audiencia.

Lo de menos valor fueron desde luego una serie de canciones aflamencadas que decían poco al aficionado, pues estaban compuestas con un soniquete poco estimulante. Canciones un tanto mortecinas, que hacían presagiar una noche decididamente gris.

Lo de más valor fue el flamenco/flamenco, es decir, los cantes verdaderamente jondos en que por fortuna discurrió gran parte de la noche. Singularmente, la porción en que el cantaor estuvo acompañado solamente por Miguel Ángel Cortés. Ahí, Arcángel estuvo particularmente acertado, ya que cantó con grandeza y con duende, alcanzando plenamente en la diana.

Ropavieja

Cante: Arcángel. Toque: Miguel Ángel Cortés y Daniel Méndez. Percusión: Chico Fargas y Rubén Vargas. Coros y palmas: Macarena de la Torre, Antonio Saavedra y Manuel Saavedra. Teatro Albéniz. Madrid, 12 de mayo.

Cantó efectivamente bien, pese a que su voz no es muy flamenca por excesivamente atiplada, aunque ello le da un poderío muy digno de tenerse en cuenta. Hizo cantes de todas las marcas, con buen acierto. Los cantes a palo seco, por ejemplo, fueron un hallazgo, en el que le acompañaron con fortuna los componentes del coro, en un modo de cantar en que todos estuvieron afortunados, ya que los jóvenes coristas pusieron garra y corazón en el empeño.

Arcángel cantó también alguna copla de estilo popular -La bien pagá fue su último título, en una versión muy buena- en que varió el tono con respecto al comienzo del concierto, poniendo un gran acierto en todo lo que hizo en este terreno. En fin, los fandangos de Huelva que pusieron al final de la función, también con la colaboración brillante de los coros, fueron otro logro notable. Gran noche, pues, la de este Arcángel lleno de gracia.

Arcángel demostró, desde que nosotros no le oíamos, hallarse en un gran momento estilístico, cantando incansable y con sobra de compás y ritmo. Uno no sabe qué agradecer más: si su constancia o su inspiración para dar con el tono justo en cada fase de su concierto. Ni más ni menos: lo justo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de mayo de 2007