Roger Federer, el número uno del mundo, viajará a Roland Garros, el torneo que más codicia, el trofeo que marca toda su temporada y que empieza dentro de dos semanas, sin entrenador. El suizo anunció el sábado que ha roto con el venerable Tony Roche, un clásico del tenis australiano. La situación es reveladora: Roche, que ya tiene una edad (62 años), viajó este curso excepcionalmente a Europa con la misión de aconsejar a Federer para que descubriera la forma de ganar a Rafael Nadal sobre tierra. Tras perder la final de Montecarlo ante el español, primera crisis. Derrotado Federer por Volandri en los octavos de Roma, crisis decisiva.
"Doy las gracias a Tony por sus esfuerzos durante los últimos años, en los que he apreciado las 12-15 semanas que hemos trabajado cada temporada", anunció el suizo en su página web; "también estoy agradecido por el sacrificio que ha hecho viajando tan lejos de su casa en Australia y dejando a su familia".
Federer, que se pasó todo 2004, el año de su confirmación como gran tenista, sin entrenador, se queda sin Roche. Y Roche, el hombre que dirigió a Ivan Lendl o Patrick Rafter, sin Federer y... ¿con Lleyton Hewitt?. "Si Roche está libre, sería estúpido no hablar con él", declaró a The Melbourne Herald Sun el representante del campeón australiano, en una gran crisis de resultados y al que la prensa busca técnico desde principios de año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de mayo de 2007