Conseguir que la Administración escuche la "fuerza ciudadana" es cada día más difícil. Pedir audiencia al responsable político de tu circunscripción es un largo camino que a menudo termina con un "vuelva usted mañana". Es obvio que necesitamos mayor fuerza ciudadana en asuntos de política y que no sean los políticos quienes nos presionen a nosotros con sus decisiones, leyes e impuestos.
Para que volvamos a creer en ellos deben abandonar el truco de las promesas y dar más ejemplo, que no aconsejarlo o imponerlo. Por ejemplo, ellos insisten en que utilicemos los servicios públicos de sanidad, transportes y educación, pero la gran mayoría matricula a sus hijos en centros privados, utiliza una mutua sanitaria y va en coche al Parlamento. ¿Dónde queda nuestra "fuerza ciudadana"? Si la democracia era el gobierno del pueblo, ¿tanto ha cambiado el concepto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de mayo de 2007