Miguel Sánchez de Alcázar, de 51 años, aspira a su tercer mandato consecutivo al frente del Ayuntamiento de Jaén. En 1999, fue candidato casi por casualidad y forzado por la espantada que, a última hora, dio el entonces alcalde Alfonso Sánchez Herrera, que era el elegido por Javier Arenas. Sánchez Herrera se negó a encabezar la lista por no aceptar las imposiciones en la confección de la lista de la dirección provincial del PP, que entonces presidía Sánchez de Alcázar. Ahora, ocho años después, curiosidades de la vida: los dos Sánchez han dejado atrás sus viejas rencillas políticas y ocupan los dos primeros lugares de la lista popular. Ha sido más un deseo del actual alcalde por tener a su lado a un político con mayor popularidad y tirón electoral que él mismo -en 1995 obtuvo 15 concejales, el techo más alto del PP en Jaén- para contrarrestar así el lógico desgaste electoral de ocho años de mandato. Consciente de que las primeras encuestas vaticinan la pérdida de la mayoría absoluta del PP, Sánchez de Alcázar lleva varios días agitando mensajes catastrofistas contra IU, al que acusa de radicalismo y de querer instaurar un régimen republicano.
Aunque Sánchez de Alcázar presenta como principal baza electoral la transformación urbanística de la capital en los últimos años, no es menos cierto que su gestión ha estado salpicada por el enfrentamiento permanente con la Junta de Andalucía y con su propio partido, donde la división interna ha estado presente en toda la legislatura. En su programa electoral apuesta por lograr el pleno empleo, desarrollar la segunda fase del parque empresarial Nuevo Jaén, crear una ciudad de la juventud y otra de la infancia y seguir potenciando la cultura (una de sus áreas más rentables electoralmente). Sin embargo, el nuevo PGOU está aparcado por falta de consenso político.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de mayo de 2007