Durante su breve discurso de la noche electoral, Sarkozy tuvo tiempo para marcar una de las prioridades de su Gobierno: la ecología. Por eso no es una casualidad que su único ministro de Estado, el equivalente en España a un vicepresidente, ocupe la cartera de Ecología, Desarrollo y Ordenación del Territorio.
Para este cargo crucial ha elegido un valor seguro, un gestor eficaz y de enorme experiencia: Alain Juppé, de 61 años, un mandarín puro, enarca, alcalde de Burdeos, ex primer ministro, un fiel chiraquista, al que ha acompañado desde finales de los años setenta.
Sin embargo, también es un nombramiento con un aspecto sorprendente. No deja de ser extraño (y revelador) que el número dos del Gobierno
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sea un hombre condenado en 2004 a 14 meses de prisión condicional y a un año durante el que no podía ocupar cargos políticos, por un escándalo de corrupción cuando Chirac era alcalde de París.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de mayo de 2007