Imma Mayol sólo le ve las gracias a su barrio. La ecosocialista vive en la calle de Martí de Gràcia. "Una vida de barrio con una relación muy humana y cercana", describe. Lo tiene todo a mano: a dos minutos la panadería y la tienda de verduras. A cuatro, le queda el comercio donde compra la carne y los embutidos. "Los comerciantes me conocen, y eso me permite dejar a deber la cuenta o hacer el encargo por teléfono", explica.
También valora el poder desplazarse a pie cada mañana hasta el Ayuntamiento de Barcelona, aunque el trayecto sea de 50 minutos. "Es un rato que tengo exclusivo para mí. Aprovecho para pensar, escuchar el MP3 o la radio o llamar a mis hermanas de Mallorca", comenta. ¿Y la vuelta a casa? "Depende de los días, a veces voy con el coche oficial", reconoce.
En su casa tiene un inconveniente: no le entra mucha luz. Así es Gràcia. Su calle, añade, resulta ruidosa por el paso de los coches, sobre todo en verano. ¿Y los bares le molestan? "Tengo uno delante y a veces sí que hay ruido, pero son buena gente. Se trata de aprender que todo tiene ventajas e inconvenientes", asume con actitud conciliadora. Mayol reclamaría para su calle aceras más anchas. Pero puntualiza rápidamente: "Si soy alcaldesa no será lo primero que haga. Hay otras prioridades en otras calles".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de mayo de 2007