No es frecuente que los flashes apunten en un mitin al último de la lista. Que el número 21 compita en ovaciones con el candidato y el propio presidente regional. La caravana del PP aparcó ayer en Lalín, el pueblo de Xosé Cuiña donde gobierna Xosé Crespo. Durante la campaña de las autonómicas, en el mismo pabellón de deportes, Cuiña había recurrido a la metáfora del gladiador para anunciar, en presencia de Rajoy y Fraga que pelearía por la presidencia del PP. Ayer en cambio decidió sumar. Dio el plácet a su sucesor en la alcaldía lalinense, que "ya ha superado al maestro".
Cuiña reivindicó el galleguismo del PP y cedió todo el protagonismo a Alberto Núñez Feijóo, un nombre que evitó pronunciar. Desde el estrado, el presidente del PP asumió los "errores del pasado", pidió perdón y arremetió contra el bipartito por no asumir los fallos en la gestión de incendios y riadas. "Quien no reconoce errores nunca los podrá subsanar", insistió Feijóo, antes de permitirse un guiño a su antecesor en la Xunta: "Touriño divide entre buenos y malos, entre derechas e izquierdas, entre presidente y vicepresidente, en el gobierno de la Xunta en el que estábamos Cuiña y yo no había esos enfrentamientos, había un gobierno que quería trabajar".
Feijóo también aludió indirectamente a las encuestas para pedir a su electorado que no caiga en la relajación: "Ahora ya nadie habla de que perdamos las diputaciones de Lugo y Pontevedra, ya nadie dice que no gobernaremos en ninguna ciudad de Galicia". Y se encargó de recordar que el PP es un partido galleguista, pero no nacionalista: "Sabemos lo que somos, los que nacemos en Galicia somos galleguistas y españoles". A continuación, retomó su promesa del día: una calle peatonal, un parque infantil y una plaza por ayuntamiento.
En la clausura de la fiesta mitin que abarrotó el pabellón de Lalín, el alcalde, candidato y presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), Xosé Crespo, abandonó su papel institucional. Arremetió contra la gestión de la Xunta y llegó a amenazar con romper el pacto local firmado con el Gobierno gallego, al que según él "sólo le falta la extremaunción". "Después de las elecciones municipales, con nuevos alcaldes, habrá que ver si se transfieren más competencias o si definitivamente hay que romperlo", aseveró.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de mayo de 2007