Joan Benavides se mudó hace poco más de seis años a la calle de Pere Torre i Domènech, en el barcelonés barrio de La Sagrera. Ahora está muy contento con la zona, ya que "cada vez estamos más cerca del centro de Barcelona. Antes estábamos casi aislados".
Muchos de sus vecinos se quejan de que el barrio perderá la tranquilidad con la llegada del AVE y la L9 del metro. Pero, según él, "esto es algo que viene junto con el progreso. Si queremos estar mejor comunicados tendremos que aceptar el trasiego de gente en las calles", afirma. Otra de las quejas de los vecinos es el aumento de la delincuencia que traerá el paso de tanta gente por allí. "Ladrones y malhechores ha habido siempre, aunque éste es un barrio muy seguro", dice Joan, que no cree que se vaya a notar demasiado la diferencia en este aspecto". Piensa que "lo que ganará el barrio es comodidad".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de mayo de 2007