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Inzaghi, nacido en fuera de juego

Carlo Ancelotti hizo caso a los aficionados del Milan. El técnico dudaba entre alinear a Filippo Inzaghi o aupar al once a Gilardino, el goleador de los 25 millones de euros. "¡Il Pippo!", contestó el 70% de los aficionados milanistas, encuestados por La Gazzetta. Una apuesta arriesgada. Inzaghi, de 33 años, con fama de no estar nunca y marcar siempre, llevaba dos goles en la Liga y otros tantos en la Champions hasta ayer. Vivía una crisis de ansiedad. Él y el Milan tuvieron suerte. Ancelotti leyó La Gazzetta. Jugó Pippo. Marcó dos goles. Y venció el Milan.

Para saber cuánto durmió Inzaghi antes de la final sólo hay que recurrir a su padre, que siempre recuerda los desvelos que sufría el delantero y sus propios consejos, brutales y descarnados: "Bébete cuatro wisquies y rómpeles a todos", ordenaba don Giancarlo. Ironías del destino, Pippo tiene el cuerpo recauchutado, como una vieja rueda. Ha sufrido lesiones gravísimas de rodilla, espalda, codo..., y siempre ha vuelto a Miranello para entrenarse y devorar kilómetros junto a Gattuso en el Milan Lab.

Las estadísticas de Inzaghi recogen decenas de goles para el Parma, la Juve y el Milan, entre otros equipos. Las hemerotecas guardan frases lapidarias, como una de Johan Cruyff, que entre asqueado y admirado dejó dicho: "Mire, realmente no sabe jugar al fútbol. Simplemente, siempre está en el sitio adecuado". Alex Ferguson, entrenador del Manchester United, eliminado por el Milan, cerró la crítica con seis palabras: "Inzaghi nació en fuera de juego".

Lo que admiran en silencio los mejores entrenadores es que Inzaghi es un obseso, un tipo que vive agobiado por cuidarse. Todos los días, dieta espartana, pechuga de pollo a la plancha, pasta sin ningún tipo de salsa y bresaola, carne de buey sin grasa. Son las obsesiones del goleador. Las manías de un delantero que respira por y para su profesión, para las partidas de billar con Gattuso y Brocchi, para la merienda. Ahí, en esos momentos, en compañía de los amigos, terminado el día de faena, Inzaghi descubre la verdadera cara de Pippo. Resulta que merienda té con biscotes. Resulta que es un glotón. Lo normal en un goleador.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de mayo de 2007