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MIRADOR

Aznar en cacharrería

Se puede discutir acerca de cuál debería ser el papel de los ex presidentes del Gobierno; de lo que no cabe ninguna duda, sin embargo, es de que ese papel nunca incluiría hacer declaraciones como las de José María Aznar en Zaragoza, durante un mitin del Partido Popular.

Al evocar el fantasma de la Guerra Civil diciendo que, como hace 70 años, "media España no acepta a la otra media", Aznar no estaba haciendo una descripción más o menos interesada de la realidad; estaba haciendo una involuntaria confesión de parte. Erigiéndose en portavoz oficioso de la supuesta media España a la que imagina pertenecer, vino a reconocer de manera implícita que

en efecto, él no acepta a la otra media. Por fortuna, pocos ciudadanos se encuentran en esa posición de categórico rechazo del adversario político, y lo único que cabe lamentar es que entre esos pocos haya que contar, precisamente, a un ex presidente del Gobierno.

Los desafueros de Aznar en Zaragoza continuaron al abordar la cuestión del terrorismo. En su peculiar visión, aseguró que cada voto que no vaya al PP el próximo día 27 servirá para afianzar a ETA en las instituciones. En realidad, Aznar volvió a hacer gala de su consumado desparpajo para establecer alternativas saduceas, en las que siempre se arroga la posición de la virtud y arroja a los demás a las tinieblas. Los ciudadanos que no voten al PP tienen razones para sentirse ofendidos, pero a estas alturas es casi lo de menos. ¿Qué ocurriría si ETA tomase estas declaraciones en sentido literal?

Aznar entra en campaña y los tímidos intentos del PP de presentarse como un partido moderado se convierten en la cacharrería que destroza un elefante.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de mayo de 2007