Babacar Guueye, de 47 años, es senegalés y llegó a Barcelona hace casi 25. Podrá votar en las elecciones municipales, ya que tiene la nacionalidad española. Pero considera injusto que la inmensa mayoría de inmigrantes no puedan hacerlo. "Si son legales y pagan sus impuestos, no veo por qué no pueden decidir quién les administrará". Babacar se expresa con claridad: "Si tenemos deberes, también hemos de tener derechos".
Babacar trabaja como vendedor ambulante. "No es lo mismo que trabajar en el top manta. Soy autónomo y pago para vender mi mercancía en los lugares que los ayuntamientos me asignan". Cada año viaja a Senegal para ver a su esposa y a sus seis hijos. Pero no sabe si algún día regresará para establecer allí su residencia. "Llevo media vida aquí. Además, necesitan el dinero que les mando cada mes", dice apenado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de mayo de 2007