Adriana tiene 29 años y hace seis que viajó de Colombia a Barcelona en busca de trabajo. El puesto de camarera en un bar restaurante de la calle de Sicília lo encontró al poco de llegar. Y aún lo conserva. El trabajo le permitió "conseguir los papeles" hace un par de años. Vecina de Fabra i Puig, ha vivido también en el Eixample y en L'Hospitalet.
Adriana no puede votar porque no tiene la nacionalidad española. "No me llama especialmente la política, y no he seguido la campaña municipal", dice. Aun así, asegura que "si pudiera votar, lo haría". A su juicio, "sí existen diferencias claras entre los partidos respecto a la política de inmigración". Por ese motivo aboga por reconocer el derecho a voto de los inmigrantes "siempre que no se utilice como instrumento político". Adriana aprovecha para pedir una ciudad más segura y, sobre todo, "más barata".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de mayo de 2007