El guionista y director de cine Miguel Ángel Lamata (Zaragoza, 1967) prepara nuevos proyectos después de dirigir Isi&Disi, Alto Voltaje. Considera que mantiene una "relación de odio-desprecio con la tecnología. Sí, soy un gran matraco informático que, hasta hace pocos meses, ni sabía mandar un correo". Lamata prefirió responder por correo electrónico a Ciberp@ís y envió una foto realizada por su novia.
Pregunta. Con tanto cine de terror, ¿le da miedo la tecnología?
Respuesta. Sí, me llevo mal con los chismes electrónicos. Algunas veces ganan ellos, otras pierdo yo. Echo de menos el tamtan.
P. ¿Cuántos PC emplea?
R. Los menos que puedo.
P. ¿Ha tenido que reinstalar los programas por un virus?
R. Hay cosas más terribles para mi ordenador. Cosas como yo, por ejemplo. Mi torpeza va más allá de lo imaginable.
P. ¿Qué imagen ha puesto en el escritorio?
R. Un prado. Tengo la impresión de que va reverdeciéndose a medida de que yo envejezco. Debe ser de Dorian Gray. O de Sara Montiel, quién sabe...
P. ¿Cuál es el último chisme tecnológico que ha comprado?
R. Mi novia ha comprado una webcam. Sospecho que es para vigilarme cuando estoy solo en casa.
R. Si el ordenador se estropea, ¿a quién llama?
R. A cualquiera, porque cualquiera sabe más que yo. Con la excepción, quizá, de Willy Toledo, que es el único ente puro que no se ha dejado corromper por la informática. Es una especie en vías de extinción.
P. ¿Emplea iPod?
R. El iPod no me inspira confianza. Jamás confiaría en ninguna persona, animal o cosa que escribiese su nombre con la primera letra en minúscula.
P. ¿Hace fotos con la digital?
R. Sí, tengo una cámara que me regalaron cuando hice la primera comunión. Debe ser digital, porque hay que apretar un botón para que salga la foto.
P. ¿Cómo es su relación con el teléfono móvil?
R. Mi móvil y yo nunca mezclamos lo personal y lo profesional. A la hora de dormir, los dos nos apagamos y dormimos abrazados el uno al otro sin dejar que nada nos quite el sueño.
P. ¿También duerme con la PDA o el ordenador bajo la almohada?
R. Con el ordenador, ni de coña. Con la PDA, me gustaría, porque supongo que son las siglas de Pamela de Anderson.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de mayo de 2007