Las fuertes diferencias entre Moscú y Washington por la instalación de un escudo antimisiles en Europa tensan aún más la cumbre del G-8 (los siete países más industrializados más Rusia) que arranca mañana en Alemania con serias discrepancias transatlánticas a la hora de combatir el cambio climático. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha acusado a EE UU de "impedir que continúe el acercamiento ruso a Europa" al instalar sistemas antimisiles en Polonia y la República Checa. Con una terminología que recuerda la guerra fría, la OTAN advirtió ayer a Putin de que su amenaza de apuntar con misiles a objetivos estadounidenses en Europa "es inútil".
El Gobierno chino, mientras, recordó ayer que, por encima de la lucha contra el calentamiento global, su prioridad sigue siendo el desarrollo económico. La ONU se presenta como único marco de ese combate medioambiental, y así lo recuerda su secretario general, Ban Ki-moon, en una entrevista a EL PAÍS.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de junio de 2007