En la periferia de la mafia operan pequeñas bandas de sospechosos habituales, gente que intenta ganarse el pizzo por su cuenta y, con suerte, alcanzar algún día la categoría de clan o incluso de familia. Giuseppe Maniaci, Salvatore Micali y Giuseppe Cucinotta componían, allá por 1997, uno de estos grupos. Querían imponer el pizzo (la extorsión mafiosa) sobre algunos comercios de su ciudad, Messina, y planeaban grandes golpes con los que hacer "un montón de dinero". Su plan más ambicioso era secuestrar a la actriz Maria Grazia Cucinotta, que acababa de protagonizar la película El cartero y Pablo Neruda.
Para mal de la banda, el local en el que se reunían estaba controlado por la policía. La Fiscalía Antimafia había colocado micrófonos en casa de Maniaci. No tardó en comprobarse que la banda carecía de influencias y apenas podía llamarse mafiosa. Pero era peligrosa. El martes, sus tres miembros fueron condenados a varios años de prisión por extorsión y tenencia de armas. La Fiscalía Antimafia difundió las grabaciones y, como curiosidad, el plan de secuestro de la actriz. El fragmento que se refería a los planes de secuestro no se planteó demasiado en serio: "Podríamos organizar el secuestro de alguien importante", decía Maniaci en la cinta, "qué se yo, algún político, como los senadores Ragno o Ricevuto. O a lo mejor podríamos secuestrar a Maria Grazia Cucinotta... Ganaremos un montón de dinero".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de junio de 2007